sábado, 2 de agosto de 2008

Amigos africanos



El presidente de CIU, Artur Mas, expresó ayer al presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, su apoyo a la campaña Emigración tolerancia cero, que consiste en procurar que la población africana se quede en sus países de origen y no emigre a Europa. (El País Catalunya, sábado 2 de agosto de 2008)
Mas en Dakar declaró que en África se debería seguir el ejemplo de Senegal. Es de suponer que Mas es un nostálgico del "Domund", aquellas colectas que se hacían desde las iglesias católicas para ayudar a los pobre negritos que no tenían nada para comer. O, tal vez, Mas es un completo ignorante de los hechos políticos en Senegal. Lo que queda claro es que los intereses europeos y los intereses africanos son completamente divergentes.
Wade llegó al poder en el año 2000 con más de 70 años y después de largos años de lucha en la oposición. Contaba con la bendición de los gobiernos occidentales más influyentes en la zona, Francia y USA. Durante estos años, Wade ha crecido en popularidad en el exterior, ha sido el ejemplo de desarrollo y democracia en África. Claro que estos términos son relativos, algunos de sus valedores no dudaron en apoyar en Costa de Marfil a los rebeldes que provocaron una guerra civil frente a un presidente democrático (pero poco amigo de Francia).
En el interior de Senegal, las cosas no son igual. El ya octogenario presidente no ha dejado de maniobrar para legar el país a su hijo, con todos los medios a su alcance. Se cambian las leyes al estilo Berlusconi (en una misma legislatura se cambia por dos veces la constitución), se encarcelan periodistas o se clausuran medios de comunicación. La corrupción no deja de aumentar y las infraestructuras son cada día más precarias. ¿Dónde van las ayudas europeas?, muchos senegaleses lo tienen claro, a las cuentas en Europa de la familia del Presidente.
Ente las virtudes que los amigos europeos destacan de las políticas de Wade, está su lucha para frenar la emigración mediante unos programas de fomento de la agricultura y el desarrollo de la industria, pero los senegaleses de la calle siguen preguntando dónde se aplican estos programas. Mientras ellos prefieren huir de la miseria de un país en declive y de su octogenario presidente.